domingo, 16 de julio de 2017

Son solo días malos...

Todo va bien, marchando como era de esperarse. El trabajo se ocupa de llenar los días con cosas interesantes, mucho que hacer, mucho que aprender, de alguna forma se destrabó el límite que me había auto impuesto acerca de cuánto pretendía crecer en mi vida profesional. Esta sensación de acercarse a la cumbre que no imaginabas ver, y que de alguna forma lo habías borrado de tu mapa de vida, es realmente excitante y motivadora.

Busco llenar mi mente de conocimientos, de información relevante acerca de los temas que me apasionan, decidí pasar de los sueños a los hechos, para que la frustración y sensación de que "la vida es corta" desaparezca cada vez más, que me deje de susurrar al oído que no he hecho mucho para alcanzarlos.

He decidido dar pasos adelante, dejando una estela de recuerdos, de sentimientos, que espero se desvanezcan con el correr del tiempo... dicen que así funciona esta gran maquinaria emocional de corazones rotos y frustraciones personales.  A veces, muchas en realidad, veo que da resultado, una olvida cada vez más cosas, sustituye esos recuerdos por pensamientos más útiles, lentamente dejas de hablar cada vez  más de tus heridas y te concentras en sanar y seguir adelante.

Pero... hay instantes, cada vez más etéreos espero, en los que todo vuelve como un rayo que te cae encima, desde esa nube tormentosa que aún no se disipa del todo, que de vez en cuando se carga de imágenes y sentimientos imposibles, y te empapa con esa lluvia de recuerdos, pero no cualquiera, sino de esos más felices, que son los que realmente duelen cuando se terminan.

Esos días son los más complejos, es como estar caminando sobre una cantidad exorbitante de nieve, sobre una baba espesa que no te deja avanzar hacia donde quieres ir. Arrastras los pies y pones toda la fuerza que necesitas, pero se hace pesado, sólo quieres parar y que te absorba esa espesura, ahogarte ahí, porque cansa ese esfuerzo extra que debes hacer para salir de la viscosidad. Ves enfrente tuyo a donde quieres llegar, pero parece que no avanzas tanto como quisieras, y te invade la frustración y la pena.

Llega unos instantes de desesperación que parecen eternas, cometes errores que te hacen sentir que retrocediste años luz en vez de avanzar, te invade la angustia de no saber cómo hacer que tus piernas sigan empujando ese material pesado que les dificulta el andar, y te sientas a llorar como una niñita de 5 años abandonada, miras a tu alrededor y no hay mirada lo suficientemente bondadosa y maternal que te sostenga, da miedo, buscas desesperada a la persona que forma parte de esas memorias que quisieras repetir, pero es en vano, no está ni estará más ahí. Ya no te puede dar lo que buscas...

Entonces te das cuenta que no puedes hacer nada más que esperar a que los días nuevamente pasen y te den la sensación de sanación, de que ya la herida está cicatrizada, aunque sea por fuera, ya que tarda más en el interior, más aún cuando la herida se formó por dentro y luego fue cortándote la carne abriéndose paso al exterior, y recién te diste cuenta del daño cuando tenías el corazón fuera del cuerpo.

Esa sensación constante de abandono, de soledad, no se va del todo, pero no porque sea una soledad cualquiera, no es que te sientas sola porque sí y quieras llenarlo con cualquiera, sino que tiene nombre y apellido, pero ya no tienes permitido decirlo, y ese asiento quedará desocupado para siempre, y te convences diciéndote que es lo mejor, y consultas a tus cercanos quienes te lo validan, es lo mejor... pero por qué no se siente como lo mejor? el calendario espero me de alguna vez esa respuesta.

No queda más que creer en eso, creer en que puedes salir siempre de nuevo de ese pozo, aunque te acuestes algunas noche llorando, seguro despertarás dispuesta a sonreír, empezando la semana como cada vez, poniendo ese esfuerzo extra de cada día, lista para luchar y aprender, para ganar pequeñas luchas de poder, compartir con la gente que ahora forma parte de tu círculo, quizás cruzarte con nuevas caras que pueden o no darte nuevas experiencias, siempre con la esperanza de que tu mente no recuerde el dolor que en algún punto de tu humanidad late, quizás ya menos que antes, pero que aún cada tanto te golpea la puerta para tirarte al suelo y patearte hasta el cansancio.

De todas formas, sabes que no te quedarás ahí tirada mucho tiempo aunque ahora sientas lo contrario... sabes que tienes más fuerza de la que crees, sabes que cada vez es menos el tiempo que pasas en el piso recibiendo golpes y más en el ring golpeando a lo que venga; sabes que vales más de lo que te etiquetaron, sabes todo eso preciosa, yo sé que lo sabes.

"Son solo días malos" si, eso, sólo eso...